El Kremlin de arena

IMG_0391La playa de Veracruz es una de las mejores playas de la provincia de Panamá y la más cercana a la capital. Kioscos, restaurantes y comercios reciben cada fin de semana a miles de panameños y extranjeros. Probablemente una de las últimas playas libres de la provincia. Ahí puedes llegar libremente a comerte un plato de patacones con pescado, a refrescarte con alguna bebida o simplemente a disfrutar de la playa. No sufres del tranque monstruoso que viven los que frecuentan playas más alejadas de la ciudad.

Al lado, tienes los hoteles Playa Bonita y Westin que han privatizado y extendido lo que fue «la playa de los gringos», la playa de Kobee. También frecuentábamos aquella playa, solo teníamos que pagar unos reales. No recuerdo cuánto. Era una forma de impuesto para el mantenimiento de la playa. Lo que nos llamaba la atención era la malla para proteger a los bañistas d’eventuales tiburones. Eso nunca lo hemos tenido en Veracruz. Ahora es una playa privada con aceso solo por el hotel. Recordemos que en teoría, las playas no son privadas.

Acá, en Veracruz, está instalado, por un tiempo, el señor Alonso, artista de castillos de arena, quien con su hijo va por el mundo contruyendo castillos de arena que un día cualquiera se  llevará el mar devolviendo la arena a la playa.

Es la idea delIMG_0390 Kremlim, me dijo el señor Alonso en homenaje a la Marea Roja que va al mundial de Rusia por primera vez. Por eso la banderita panameña en tan exótica construcción.

El señor Alonso es un arquitecto sin título que jamás estudió arquitectura y que ama construir castillos de arena enseñando a sus hijos también a vivir de su arte y a no desear acumular bienes permanentes. La vida pasa como en un reloj de arena y a la tumba no nos llevamos nada.

Fue muy agradable conversar con el señor Alonso en medio de mi caminata mañanera de ese día. No duden en visitarlo. Siempre está ahí, dispuesto a conversar con la gente, de su concepción del mundo, de la vida y de sus castillitos de arena que estarán allí hasta que a alguno le moleste y entonces, la arena volverá a la playa y él seguirá su camino por el mundo.

 

Caminar es vivir

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Aceras en Casco Viejo

Soy caminadora. No es solo por gusto, también por necesidad. Caminar me limpia el cerebro, hace circular la sangre, elimina toxinas, multiplica anticuerpos, disuelve las frustraciones y da energía.

La desgracia más grande es vivir en un lugar donde tienes que pensarlo dos veces para salir a caminar un rato.

En Panamá, parece, se ha perdido la costumbre de caminar. ¿Desde cuándo? No lo sé. El clima, dicen. Parece que es nuevo.

Recuerdo a mi abuela caminando por la playa desde Kobee donde trabajaba para familias gringas hasta su casa en Veracruz. No hace tanto, mi madre que ya va rondando los 90 hacía su circuito de las Iglesias del Casco Viejo y las chiquillas de 20 años menos

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Santa Ana y sus árboles hermosos de siempre.

que ella no le seguían el paso. ¡Esa señora sí que camina! – se quejaban -.

Ahora ya, de tanta insistencia de quienes queremos cuidarla, se siente menos segura y procura salir en compañía cuando sale a pie desde su casa en Veracruz. Sí. Tenemos la mala suerte de vivir en Veracruz en la casa que fue de mi abuela. En esa calle Central que es como si fuera la Vía España pero sin aceras. Aquí pasan los buses piratas o no. Grandes y chicos a velocidades impresionantes rozando al peatón que tiene que arriesgarse por la calzada. Es una calle recta, no hay obstáculo a las velocidades de los autos.

¿Aceras? ¿Veredas? Hace tiempo que desaparecieron. El MOP a través de los años cada vez que ha reasfaltado la calzada para que los automovilistas tengan su «confort» sin huecos, le ha ido subiendo el nivel. Lo que antaño fue una vereda, acera peatonal,

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Veracruz. Hermosa calzada central para los carros. Nada para los peatones.

relativamente cómoda, es un foso irregular que se encharca con las lluvias. Lugar de estacionamiento de autos más que protección para el peatón. Allí donde se tiran desperdicios que quedan sin recoger.  Algunos vecinos han hecho caminitos o entradas a sus casas, limpian un poco, muchos no.

Entonces, salir a caminar para relajarse cuesta.
Cuando éramos niños, salíamos a caminar bien bañaditos después de cena, cuando ya iba anocheciendo, con la fresca. En tiempos sin alumbrado eléctrico, cenábamos temprano y la abuela llevaba siempre una linterna. Recuerdo también una lámpara de marino que no se apagaba con la brisa.
Hoy, tenemos buen alumbrado eléctrico, sin embargo, salir a caminar es toda una aventura. No solo por la «inseguridad» porque hay que competir, disputar espacio a busitos, busotes, taxis y carros particulares que en la calle Central circulan sin parar hasta la medianoche, sino tambien porque estamos, parece, en «área roja». Ya la gente no sale por el puro gusto de salir a echar un paseo. Mejor  encerrarse en su casa. No arriesgarse afuera. Hay mucho maleante, el otro día le robaron a Fulanita que iba para su trabajo y a Mengano se le metieron en su casa y se llevaron… etc., y la policía no hace nada… Entonces, mejor no arriesgarse. Quedarse encerrada mirando series gringas o cualquier «Esto es guerra» o por el estilo.
– ¿Cómo? (exclamación de susto) ¿¡Le diste la vuelta al pueblo?!! ¿¡De noche?!
– Bueno, la vuelta completa no. Fui hasta la Iglesia, luego hasta la escuela ahí la calle que va hacia calle cuarta y tercera… llena de huecos pero tranquilísima, sin tráfico, con una brisa que no detienen ni muros ni casas apiñadas… una delicia. La brisa de Cabra, la que siempre nos refrescaba por la noche pero que ahora con las construcciones y las murallas para protegerse de intrusos ya no nos llega… o muy poca.
En una esquina de calle cuarta vi un local de capacitación técnica «cristiana». Desde luego, con el nombre de nuestro Honorable Representante en la fachada.
Fui hasta la entrada del pueblo – entrada antigua, pues ahora el pueblo empieza en las áreas revertidas –  pasando por el cuartel de la policía que sigue siendo el de siempre, no me da la impresión que haya cambiado desde los años 50. Esa calle   ha sido históricamente ignorada por el MOP – no es la única, pero ésa, en pleno «centro», no debería. Es como si hubiera sufrido un bombardeo. Ahora tienen ahí un cierre para que no pasen carros. Supongo que es por «seguridad» del cuartel ya que el bloqueo se encuentra a ese nivel.  En la misma calle está la junta comunal de Veracruz sede de nuestro H.R. que acaba de «saltar». No entendí muy bien por qué ni para qué. Cosa extraña, «La flor de Veracruz», la cantina «histórica» del lugar estaba cerrada. ¿Mucha competencia en el pueblo? Noto un nuevo Restaurante abierto las 24 horas y otro bar pub con aires de modernidad en mi misma calle. La modernidad no los llevó a prever la isolación acústica para no molestar a los vecinos. Todo lo contrario. Estoy esperando con temor la celebración del día de las madres.
Una delicia de paseo. La gente es amable y saluda al cruzarse con uno. Como antes. Uno que otro en las esquinas, observan a esta mujer rara que va andando sola con paso rápido y no con la lentitud habitual. A las 9 de la noche, con el fresco de la brisa, se puede correr o hacer el deporte que uno quiera. La bicicleta no. La falta de hombros hacen el ejercicio realmente acrobático. Algunos chiquillos juegan con sus bicis en calle adyacentes llenas de huecos.
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Ahora, al caminar, no te encuentras con los «patacones» monstruosos que se acumulaban en  años pasados. Ya mi madre no vive – por ahora – con el afán del carro de la basura, que si viene, que si no viene, que normalmente habían dicho que venía hoy pero no vino y hay que volver a meter la basura porque si no, los perros rompen las bolsas y riegan todo. Ahora los carros – buenos carros, modernos – vienen todos los días y los desechos domésticos son recogidos regularmente. Al menos en nuestro sector. Uno de mis hermanos a veces le trae su basura a mamá pues a su sector sucede que no lleguen. Está también la casa abandonada, ahora en ruinas a una cuadra de aquí que al parecer se ha convertido en muladar y refugio de ratas y gente de malas costumbres. Parece que ahí no llega la sanidad.
Hoy está nublado y mamá quiso ir caminando hasta la casa de uno de mis hermanos en el área revertida. ¿Imprudencia? No. Reivindicación de un derecho: caminar mientras le sea posible. Y ella sabe que en eso, yo la apoyo.
El comportamiento de los automovilistas fue correcto en general a pesar de que les ocupábamos su espacio: la calzada para los carros…

ÉCLIPSE SOLAR

Hoy, hay un eclipse total del sol. La luna se le va a poner por delante y no lo dejará iluminarnos como se debe. Tengo entendido de que será visible por la tarde, en América del Norte.

También se verá en Finisterre, al extremo oeste de Francia. Nosotros estamos al este, no creo que veamos nada.

El 20 de marzo de 2015 hubo un fenómeno similar, visible en nuestra región. No llegó a ser un eclipse total pero a pesar de ser un eclipse parcial fue bastante espectacular. Fue todo un acontecimiento.

Observatorio Astronómico de Besançon

Mi nieto acababa de cumplir 10 años y me preguntó si yo podía acompañar a su clase pues el maestro buscaba padres de familia que lo acompañaran para llevar al grupo al Observatorio Astronómico en el Campus universitario. Los padres que trabajan en general no tienen esa posibilidad pero las abuelas jubiladas o con algo de libertad sí lo pueden hacer.

El día 20 temprano me presenté en la escuela. Éramos un grupo de 8 acudientes voluntarios para asistir al maestro en aquella aventura. Me alegró ver que el maestro había preparado a sus alumnos con mucha seriedad. Las consignas de seguridad para proteger la vista eran insistentes y repetidas hasta la saciedad. No mirar al sol de frente que te quemas los ojos.

El observatorio no queda lejos de la escuela primaria del barrio. No era difícil ir a pie. Era una caminata de una media hora. Recuerdo que el eclipse debía estar en su apogeo hacia las 11 a.m. así que teníamos que estar en el sitio una buena hora antes. Es en este trayecto que los adultos voluntarios ayudábamos a garantizar la seguridad de los chicos. Cruzamos el Campus y llegamos al Observatorio repleto de gente de todas las edades, jóvenes estudiantes, adultos mayores, niños de primaria. Algunos había llevado sus propios telescopios, los astrónomos del observatorio habían instalado varios telescopios móviles en el inmenso jardín. Los telescopios permitían observar el movimiento de los astros de forma indirecta. No se miraba al sol sino que se miraba una imagen reflejada en una pantalla del telescopio.  Pero con tanta gente, para mirar en uno de esos telescopios la fila era larga así que para la tarea que debían hacer los niños no servía.

El maestro lo tenía todo previsto. Tenía gafas para todos. También les había enseñado a sus estudiantes ciertos trucos por si acaso faltaban gafas. Jamás se me hubiera ocurrido Algunos de los chicos habían llevado ustensilios de cocina como coladeras de esas que se usan para colar macarrones, cucharones de colar como los de mi abuela para las frituras… también máscaras de carton perforadas con un compás. Todo eso venía de la maleta pedagógica que el MEDUCA francés había facilitado a los maestros. Todos estuvieron listos a tiempo para su primera experiencia de observación astronómica en vivo y en directo.

La misión consistía en observar cada 15 minutos en qué posición se encontraba la luna con relación al sol y dibujar la imagen lo más fielmente posible. En grupitos de 3 observaban y dibujaban en su ficha los movimientos de los astros, indicando la hora exacta en que se había hecho la observación. Era como un juego y al mismo tiempo estaban haciendo algo con mucha seriedad.

A medida que la luna iba cubriendo el sol, el aire se iba haciendo más frío alrededor nuestro. Estábamos en primavera, con un día hermoso y de pronto sentimos que nos quitaban el calor del sol. No duró mucho esa sensación pero fue suficiente para imaginar lo que sería vivir sin el astro que nos da la vida.

Fue una mañana emocionante para los chicos. Aprendiendo y experimentando. Yo también aprendí muchas cosas y fue una pena que no me admitieran en la clase para seguir aprendiendo del sol y la luna, de planetas y de estrellas.

Espero que el eclipse total de ahora haya sido una experiencia extraordinaria para quienes tuvieron la posibilidad de verlo. Que haya sido una oportunidad educativa en mi Panamá que tanto necesita innovación en los aprendizajes. A nosotros nos quedan estas imágenes.

Crónica de asegurado

Hace unos días me dolió el dolor de Zoraya que sólo conozco del Twitter. Hablaba de su padre, internado en el seguro y muerto por los malos cuidados de ese servicio de salud. De su papá que vio de lejos sin poder entrar a abrazarlo. Amarrado a la cama. «Ese señor es muy terco», le dijeron. Era su papá. Hablaba, Zoraya, entre otras cosas, de algo que no se compra ni se vende: humanidad, compasión, empatía… Léanla, está en La Prensa del 11 de abril.

Días después, ayer o anteayer, ya no sé, el tiempo vuela… Victor del Arbol, escritor español, escribía en Facebook, su agradecimiento a la Sanidad pública en España, al revés, pero el tema era el mismo: humanidad, empatía con el enfermo desamparado y asustado. Honor a los servicios de salud de su país que a pesar de las dificultades se esmeran consolando, atendiendo con esmero. Gran contraste.

El martes, Gregorio, Goyo para quienes lo conocen, se cayó en su cuarto de baño. Eso fue como a las 2:00 p.m. Los familiares lo levantaron como pudieron y lo pusieron en su cama al mismo tiempo que llamaban al servicio de urgencias del Seguro.

La sobrina que desde hace algún tiempo se encarga de sus medicinas y de acompañarlo al médico salió de su trabajo para esperar la llegada de la ambulancia y presentar todos sus documentos de asegurado en el hospital. Ella tenía el carnet de asegurado en su cartera. Le habían notificado de que no había ambulancia libre pero que en cuanto se liberara alguna, la enviarían a Veracruz por el accidentado. Cual no sería su sorpresa, al llegar al seguro,  y ver la linea de ambulancias estacionadas. Se acercó para preguntar y así se enteró de que no tenían camillas. ¡Habían traído pacientes al seguro y no les devolvían las camillas pues no había donde poner a los pacientes! Sin camillas de «repuesto», las ambulancias se ven en la imposibilidad de rendir el servicio. ¡A esperar respirando profundo!

Finalmente, llamando al 911, el SUME, excelente, llegó como a las 7:00 p.m. a Veracruz y lo trasladó a urgencias del Seguro Social en Transísmica. Acoto que en Veracruz hay un Hospital del Seguro, en la misma calle de Goyo.

El accidentado es un adulto mayor que anda por sus 85 años o algo así. Como característica principal se puede decir que fue un hombre trabajador y lo sigue siendo a pesar de que el cuerpo ya no le obedece. Hasta ahora caminaba con dificultad pero conservaba cierto nivel de autonomía. También, el Goyo es sordo y mudo. De niño, a nadie se le ocurrió, por allá por Las Tablas donde se crió con la abuela, y en aquellos tiempos remotos, que podría haber una educación especial para ese niño que era especial como decimos ahora. Eufemismo.

Aprendió a leer. Colándose en la escuela con los hermanos mayores, según cuentan ellos. Su gran pasión es la prensa. Compra todos los periódicos que se publican a diario en Panamá. Él solo sotiene toda la edición periodística de Panamá. Es el vicio que le queda… con la lotería. Cuando joven consultaba los pronósticos para las carreras de caballos. ¡Chinguero como él solo! Se entera de todo lo que pasa en el mundo y se lo puede comentar a quienes entienden su lenguaje. Un lenguaje inventado por él y que sus allegados y familiares conocen y le permite comunicar. Nunca tuvo reales problemas de comunicación con la gente, ni en su trabajo. Salvo una vez… con un jefe nuevo.

Ahora está viejo, se ha quebrado algo, entre la cadera y el muslo. Aún no saben bien. Y lleva dos día en una camilla, en una especie de pasillo con una puerta enfrente. Ahora ya no es un niño especial. Ni un joven que a pesar de sus defectos muchos admiraron por su voluntad en el trabajo y capacidad de aprendizaje. Ahora es un viejo impertinente que no tiene la capacidad de comunicar con su entorno. ¿Quizás esté chocheando, perdiendo la cabeza o es la desesperación de no poder comunicar? No tiene otra familia que los sobrinos. Hoy, lo encontraron amarrado «porque quería bajarse de la camilla para irse» y porque «se puso violento con el personal». Los familiares intentan convencerse de que es por su seguridad.

Así muchos panameños se quedan callados. ¿Qué más les queda? Esperan que todo saldrá bien. Desesperados, a veces… e impotentes.

Continuará (probablemente)

 

Sigolène

IMG_5238J’ai bien fait d’aller aux «Mots Doubs». J’ai eu la chance de la rencontrer. Sans cette mission qui m’est échue, je n’aurais pas eu cette chance. Je serais même passée à côté sans la voir, sans savoir que c’était elle. Je ne suis pas du genre fan. Je n’ai jamais été abonnée, même à l’adolescence boutonneuse, à un chanteur, un écrivain, une personnalité publique. En général, je reste au loin – probablement par timidité – bien consciente de la difficulté d’écrire et de la fragilité de l’art.

Mais cette fois, c’était particulier. L’année avait mal commencé pour des gens dont j’aimais lire les écrits et dont les créations, parfois féroces et dérangeantes, parfois tendres et poétiques m’ont souvent secoué, fait réfléchir. Il me fallait profiter de la présence de Sigolène. Elle les représentait tous et ne représentant qu’elle-même.

Une jeune femme fragile, de cette génération d’enfants qui ont eu des parents généreux et pour qui la richesse est ailleurs que dans l’argent. Une de ces jeunes femmes qui ne sont pas là pour la parade, portée par une richesse intérieure, une sensibilité, la poésie et l’art. En parcourant le programme du salon, j’ai vu son nom. Est-elle là ? – ai-je demandé -.

À part ses petites chroniques judiciaires lues en passant dans le Charlie, je ne connaissais rien d’elle. C’est fait pour ça, les salons. J’y découvre régulièrement des auteurs qui m’attrapent aux tripes, soulèvent des émotions, qui m’attendrissent…

Sigolène était là, à sa place. Elle venait de signer un livre à quelqu’un et s’est retournée pour parler à une dame qui se trouvait derrière elle. Son agent ? Une librairie ? Une garde du corps ? C’était dans le stand de cette nouvelle libraire que nous attendons avec impatience depuis des mois et dont les travaux dans les locaux restaurés n’en finissent pas. Finiront-ils un jour ? A mon dernier passage, la palissade autour commençait à tomber. Je la trouverai, sûrement, en rentrant. Une nouvelle librairie au Centre-Ville à la place du cinéma Plazza, fermé depuis des années.

Je parlais de Sigolène. Elle ne m’avait pas vue.  Lorsqu’elle s’est enfin retournée, son émotion était forte. Elle n’a pas pu, devant moi, une inconnue qui attendait un peu de son attention, retenir un flot de larmes. Comme un enfant perdu. La distance s’est rompu. Nous étions deux femmes, solidaires et l’admiration pour l’écrivaine-journaliste-juriste, est devenue de l’amitié, de la tendresse pour cette jeune femme qui se bat contre les démons. J’ai eu le privilège de partager ce moment mystérieux où l’émotion l’emporte sur les convenances. J’ai eu deux belles dédicaces qui parlent de voyages et d’amitié.

J’ai lu d’un trait J’ai déserté le pays de l’enfance  c’est Sigolène, une jeune femme, avocate qui croit, en la Justice mais le monde, la nécessité de gagner sa vie, la connerie des hommes, la folie douce (ou pas) n’en font qu’à leur tête. Peut-on admettre de «défendre» ceux qui spolient le travailleur? C’est pourtant, malgré tout, son métier. Défendre les intérêts d’un client qui n’est pas forcément celui qu’elle voudrait défendre. Mais pourquoi ce con d’andouille d’adversaire n’utilise pas les éléments de défense qu’elle lui file en douce pour l’aider et qui pourraient faire pencher la balance à son avantage ? Elle perdrait ce procès qu’elle en serait bien contente, mais non ! Monsieur Machin est trop con pour se servir des clés qu’elle lui donne. L’angoisse de voir tomber le verdict à son avantage produit des ravages dans un esprit sensible… Quelle est la distance entre la folie et la sagesse ? Le retour au Paradis de l’enfance aura, peut-être des effets bénéfiques.

Là-bas, au loin, Djibouti, la Corne de l’Afrique l’attend pour apporter, peut-être, quelques réponses. Renouer avec l’enfance peut-il soigner les maladies de l’âme ? Fragile, toujours en équilibre sur un fil, la quête d’identité… prête à tomber… L’enfant devenue femme retrouvera à Djibouti ce qu’elle croit avoir perdu ? C’est une quête. Sera-t-elle acceptée dans son Paradis perdu ? Retrouvera-t-elle la trace de ses pas d’enfant? Écrit à la première personne, entre roman et auto biograhie elle fait ressentir la chaleur et la sécheresse du climat, l’odeur du sable et de la mer,  les voix des personnages, amis retrouvés… Le regard, comme l’écriture révèlent une personnalité de poétesse, un sensibilité à fleur de peau aux prises avec un monde cruel où dominent les intérêts du plus fort.

J’ai terminé de lire Courir après les ombres dans l’avion qui me ramenait vers mon enfance. La dédicace à Bernard Maris, Oncle Bernard, est significative.

On se retrouve avec Paul Deville, dans cette même Corne de l’Afrique qui est si chère à l’écrivaine. Paul est économiste, comme son père François qui, un jour, a finit par renoncer. C’est encore cette Corne de l’Afrique, le Golfe d’Aden, Djibouti… l’espace où le pillage des ressources par les grandes puissances s’organise. Paul croit qu’il faut créer un nouvel ordre mondial en travaillant pour la Chine et négocie de nouveaux marchés sur les ressources au profit des chinois tout en recherchant les poèmes jamais écrits d’Arthur Rimbaud.  Son travail est motivé par la chute du système capitaliste occidental mais le pillage des ressources des pays pauvres et de ses gens est de plus en plus flagrant. Paul Deville, finit, lui aussi, par renoncer comme son père. Où était la folie ? Avant, lorsqu’il présentait comme un professionnel compétent ? Maintenant, dans son renoncement ? De beaux personnages entourent Paul : la petite fille, qui va chercher le poisson sur sa barque venue d’un autre malheur ; le berger qui participe aux recherches des poèmes jamais écrits du Rimbaud trafiquant d’armes et qui semble être le même berger-fonctionnaire de J’ai déserté le pays de l’enfance ; le chamelier nomade qui choisit d’émigrer abandonnant son troupeau à son cousin berger… C’est encore le voyage et le pays de l’enfance le thème central.

Deux beaux romans qui se lisent avec plaisir et qui nous laissent cette saveur amère des idéaux trahis ou perdus, des questions sur la réalité et le rêve, sur la sagesse et la folie. A lire.

En el país de la accesibilidad según Marie y Juanpi

¿Por qué me gusta leer el Charlie Hebdo cada semana? Supongo que porque muchas de mis preocupaciones sobre el mundo en que vivimos se ven reflejadas en sus páginas. También porque el Charlie siempre ha tenido el talento de afiliarse al talento. Talento de periodistas que saben investigar cuando es necesario, entrevistar…, verdaderos talentos de pluma y caricaturistas de primera.

Cuando recibo el Charlie cada miércoles lo primero que hago es buscar la crónica de Philippe Lançon, herido de gravedad en el atentado del 7 de enero de 2015. Su convalescencia es la crónica de la condición humana. Con pudor y delicadeza cada semana es como si lo acompañáramos un ratito en su caminar hacia un retorno a la vida. Una vida que nunca será la de antes.

Muchos de los artículos del Charlie me dejan con la insastifacción de no poder hacer clic en un «me gusta» o «compartir» . ¡Qué pena que tanta gente no sepa lo que hay en el Charlie! A veces para reír, sonreír, indignarse… siempre para pensar.

Hoy, Marie Darrieussecq, escritora y sicoanalista nos habla en su crónica de un «territorio muy complicado, lleno de gradas, escalones, obstáculos, pisos, niveles, fosos […]: … el territorio de la discapacidad.» Enseguida pensé que Marie es una amiga secreta de Juanpi Dolande, ese panameño tan formidable que cada semana nos cuenta en video «Las aventuras de mi silla y yo».

Así lo presenta Juanpi cada semana, con un reto a personalidades conocidas para que lo acompañen en sus aventuras en la silla de ruedas.

¡De Panamá a París, la misma vaina! El combate es el mismo y la pelea es peleando. La pelea por la accesibilidad, por la autonomía, por la dignidad de todos.

Marie, como Juanpi, nos habla de accesibilidad, palabra nueva para decir ¿puedo hacer tal trayecto de manera autónoma si camino medianamente bien? Nos aporta un ejemplo preciso con la linea 4 del metro parisiense al cual se le instalaron ascensores – ¡esperanza! – cuando se prolongó la línea hacia el sur. En la puerta del ascensor nuevecito, hay un letrero que dice «puesta en servicio próximamente» es un caso de estudio. Desde hace tres años el letrero está allí, sin moverse. Y no pasa nada. Los usuarios, cansados de la promesa en falso, han tachado «próximamente» y han florecido grafitis más realistas en su lugar: «cuando la rana críe pelo en las caderas», «el día de San Glin Glin», «cuando los griegos paguen la deuda»… Pero no pasa nada. Las mamás siguen levantando los cochecitos de sus bebés por las escaleras, los discapacitados evitan el sector, los viejos refunfuñan, los cojos maldicen y los viajeros cargados de maletas tropiezan. Es una vida de barrio caricaturalmente francesa, maldiciendo a responsables difíciles de identificar. Esos ascensores costosos en su caja de vidrio, estáticos desde hace tanto tiempo, se viven como una provocación.

Como Marie, lo suyo es escribir, envió una carta a la administración del Metro de París, la RATP (Régie Autonome des Transports Parisiens). Una consejera de clientela le respondió muy amablemente que su correo había sido de interés y que comprendiendo perfectamente la interrogante, deseaba aportarle algunas explicaciones: «No podemos precisarle una fecha de puesta en servicio del ascensor de la Porte d’Orléans. En efecto, para ser puesto en funcionamiento, este equipo necesita la validación de la inspección seguridad de la empresa responsable de su instalación. Nada impide actualmente la recepción técnica del aparato, pero, para estar en conformidad con las disposiciones reglamentarias en materia de accesibilidad a las Personas de Movilidad Reducida (PMR), un pictograma deberá ser puesto en el ascensor para precisar su accesibilidad a los Utilizadores en Silla de Ruedas (UFR). Sin embargo, exceptuando las estaciones de Mairie de Montrouge y Puerta de Orleans, las demás estaciones de la línea 4 no son accesibles a las PMR. Además, el acondicionamiento de la accesibilidad andén/tren no será realizado hasta que se haga el cambio de todo el material rodante de la línea 4. Por consiguiente, la accesibilidad total entre Puerta de Orleans y Mairie de Montrouge solo podrá ser efectiva en 2019 con la automatización de la línea.«

A Marie, todo esto le pareció, a fin de cuentas, gentil pero incomprensible. La persona que había tomado el tiempo de contestar traducía los acrónimos (PMR /UFR), pero por mucho que Marie hubiera estado en algunas UFR (Unidad de Formación y de Investigación), esa «novlengua» se le escapaba. Entendía solamente que, una vez más, los discapacitados tendrían que esperar. Marie consultó con un amigo que sabe hablar el administrativo lo que le ayudó a entender más precisamente que si el UFR  bajara a tomar el metro con el ascensor, nunca más podría subir pues al otro lado, por ahora, NO hay ascensor. El usuario se vería, pues, en un sketch al estilo de Devos, dando vueltas para siempre en el metro. Menos molestos pero exasperados también están los PAP (Padres Con Cochecitos de bebé), VQC (Viejos Que Cojean), EM (Enyesados Momentáneos), VEV (Viajeros Sobrecargados de Maletas) y  ENFANT (Ser Naturalmente Aquejado de Agitación y de Enanismo Transitorio). Todos esperan un «próximamente» que no llega. Por su parte, Marie aprendió que en la novlengua «próximamente» significa dentro de siete u ocho años.

Esto es una adaptación bastante libre del texto que con talento nos entrega Marie Darrieussecq en el Charlie Hebdo del 22 de julio 2015. Para quienes puedan y prefieran acceder al original en la lengua de Molière, aquí se lo dejo, con todo el sabor del verbo de Marie Darrieussecq.

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Charlie Hebdo du 22 juillet 2015

Hacía tiempo quería hablar de Juanpi. Hoy, Marie me obligó a sentarme a escribir, a recoger su lucha. Ellos dos lo dicen todo.

No me consuela que la batalla por la dignidad de todos sea universal. Me consuela que haya seres valientes que no se dan por vencidos. En Panamá veo a pocos en la lucha. En Francia no hay tantos, pero son activos en las redes sociales. Accessible pour tous, todos los días recuerda, a los políticos, las promesas no cumplidas.

El estilo juguetón de Juanpi dará sus frutos. El humor que aparece en el texto de Marie muestran lo absurdo de situaciones increíbles.

La lucha digna de los discapacitados nos concierne a todos y la resignación no puede tener cabida. Es un derecho humano el poder desplazarse libremente cualquiera que sea nuestra condición física, estatus social, género… Hoy, estoy en buen estado de salud, puedo correr, subir escaleras, saltar charcos y fosos… ¿Y mañana? ¿Me veré condenada a quedarme encerrada en casa?