Cada vez que voy a Panamá me traigo lo que puedo de lo publicado por autores panameños. Así me traje, hace ya algún tiempo, una de las más recientes obras, en ese momento, de Juan David Morgan Entre el honor y la espada, la inédita historia del legendario Henri Morgan, su tocayo. Y me quedé con las ganas. Aquel conflicto que europeos y parte del Oriente Medio se libraban desde siglos con pretextos diversos se extendió hacia América con la conquista de ésta por España la Católica.
Así, investigando, descubrí que la mayoría de las historias de piratas encuentran su inspiración en una obra del siglo XVII escrita por un francés, pirata profesional si cabe, Alexandre Olivier Exquemelin, originario de la ciudad de Honfleur en el Atlántico, frente a Le Havre, en la desembocadura del río Sena.
La obra de Alexandre Olivier Exquemelin (alias Oexmelin), fue publicada en Amsterdam, por primera vez, según se tiene noticia, en el año de 1678. ¿Cómo me iba a imaginar yo que, fuera de algún ejemplar oscuro y lleno de polvo de alguna biblioteca de estudios históricos, me iba a encontrar un ejemplar reciente y que sigue siendo el «Best seller» de la literatura de aventuras que fue en su tiempo, traducido en no sé cuántos idiomas?
El relato de Exquemelin cuenta las aventuras y desventuras de los piratas, corsarios y filibusteros en el Nuevo Mundo y parece ser el punto de partida de la obra de Juan David Morgan puesto que el abogado John Greene tiene como misión rescatar la honra de su cliente, Henri Morgan, y condenar a los editores que han publicado un libro repleto de calumnias y que atenta contra honra de su cliente. Sir Henri, corre el riesgo, en los vaivenes de la política inglesa, de ser destituído de su cargo de gobernador y despojado de su título nobiliario de «Sir» si la Corte no le da satisfacción condenando a los editores y autor del libro incriminado.
¿Pero quiénes eran estos aventureros, piratas, corsarios, filibusteros, bucaneros del Caribe? Más de una vez me tocó sonreír al ver que la política y rivalidades entre países está a la base de toda una historia en que los hombres son instrumentos del poder Real, del poder político y/o religioso.
Me encantó leer la vida de nuestro odiado pirata Morgan según Juan David Morgan que nos lo pinta con colores pasteles. Me pregunté si no serían familia por algún lado aunque al parecer Henri Morgan murió sin descendencia. Más me cautivó la obra de Exquemelin que describe las campañas por el Caribe, las vicisitudes de piratas y corsarios, el saqueo de Panamá… con todos sus detalles. Son probablemente, las calumnias denunciadas por el abogado John Greene en la obra de Juan David Morgan.
Exquemelin, vivió las aventuras desde adentro. No se las contaron. Aprendiz cirujano tuvo que salir de Inglaterra por motivos políticos y religiosos. Comprado como esclavo y llevado a las islas del Caribe a vivir entre bucaneros, filibusteros, piratas y corsarios… y me voy enterando de que cada una de esas palabras tienen orígenes y significados diferentes. Eran los juega vivo de aquel tiempo. Así, de esclavo en en Caribe, entre bucaneros, pasa a pirata en la flota de Henri Morgan y más tarde, a autor de uno de los mayores éxitos de librería desde el siglo XVII a nuestros días.
Hoy, los piratas siguen aquí. Ya ni siquiera se tienen que arriesgar a cruzar la selva a través del Istmo. LLegan el avión y como en aquel tiempo, nada ni nadie les resiste. Aquí están sus cómplices que los reciben con los brazos abiertos. Se lo entregamos todos. Nuestros ríos y montes, nuestros pueblos y gentes, como en tiempos de encomienda, lo que fue la Zona del Canal que los muchachos de mi generación pelearon y murieron por recobrar ese territorio segregado. Vidas perdidas, vidas olvidadas. Vidas que no fueron. Otros disfrutan hoy de los frutos de aquellas luchas. Seguimos colonizados, saqueados. Con nuestro consentimiento.